lunes, noviembre 18, 2013

Tras la maratón de Sants



Uno llega a casa hecho polvo, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Hablar con los amigos a los que veo una vez al año, compartir anécdotas, charlar de mujeres, comentar algunas películas, hablar bien y mal de terceros, comer y cenar juntos, consumir en el bar de la maratón, y hasta ver alguna película de las que se proyectan y pegar un par de berridos a la pantalla. Todo genial y muy divertido. Merece la pena pegarse la paliza, vaya que si que la merece.
El año que viene más.

2 comentarios:

Nacho F. dijo...

Lo merece y mucho! siempre es un placer verte, compañero.

Aratz dijo...

Y para mi verte a ti ;)